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Hace poco menos de dos meses recibí una gratificante respuesta del servicio técnico de Apple al confirmarme, después de dos años con un reiterado problema de hardware de difícil diagnóstico, que existía un defecto de fábrica en una de las piezas y que me repararían sin coste alguno.

Dos años después de la compra de mi MacBook Pro (2011), comencé a tener tener una serie de misteriosos problemas cuyo origen desconocía por completo, sin saber con ninguna certeza que fuese un asunto del software o el hardware. La pantalla de dividía en dos, se trazaban extrañas líneas y este quedaba bloqueado sin tener más remedio que forzar el apagado del portátil. El problema fue empeorando hasta el punto de que cada vez que reiniciaba el Mac, tras esos segundos en que la manzana de Apple carga el sistema, esta desaparecía y quedaba una pantalla totalmente gris, nuevamente bloqueado y sin hacer ninguna operación. Os enseño algunas fotos que muestran lo que ocurría gráficamente.



Tras llevarlo al servicio técnico de Genius Bar (no tengo contratado Apple Care), no supieron detectar qué le ocurría, ya que para mayor irritación, este problema aparecía aleatoriamente y ni aún siendo procesado por un test el problema fue detectado. Demasiado raro. 
Consulté decenas de casos muy similares en foros de internet, pero algunos de ellos no eran resueltos o no eran exactamente mi caso.
A las semanas siguientes volví a encontrarme con el mismo problema una vez tras otra y por consejo de un amigo decidí llevarlo a un establecimiento de reparaciones Mac autorizado por Apple, en MR System, Londres (por entonces vivía allí). Tras varios tests el panorama seguía igual, el origen del problema no podía ser detectado, tan solo llegaban a tener sospechas de que pudiese ser un problema de la logic-board, pero al no poder saber con seguridad que fuese el foco del asunto, tampoco podían ofrecerme garantías si en caso de poner una nueva logic-board volviese a tener el mismo problema. Finalmente, harto de encontrarme en esta situación, decidí arriesgarme y ordené que pusieran una nueva, ya que todo apuntaba a que sería un problema de la tarjeta gráfica. La factura fue de 500£ y el resultado fue óptimo, dejé de tener el problema y pensé que la solución fue la acertada.

Ahora, un años después de aquella reparación, el MacBook Pro vuelve a tener el mismo problema, y obviamente el sudor frío empieza a recorrerme la frente. El sistema no conseguía ser cargado. De nuevo tomé una cita con el servicio técnico de Apple es un establecimiento esta vez en Madrid. Cuál fue mi sorpresa que nada más reunirme con uno de los empleados que me atendió ya conocían el historial de mi Mac, imagino que debido a la reparación realizada un año antes fue en una tienda autorizada, y todas aquellas reparaciones van a para a un registro de historiales que Apple posee de todos sus productos. 
Ahora viene lo mejor, antes de exponer el problema me confirman que el MacBook Pro tiene un defecto de fábrica en el modelo de la tarjeta de video integrada en la logic-board. El problema ha sido identificado al fin y Apple se comprometió a realizarme una reparación sin ningún tipo de coste y a devolverme las 500£ invertidas en la nueva logic-board que le puse en Londres, ya que la sustituida allí también poseía una tarjeta de video con el mismo defecto de fábrica. CHAPEAU! (eso sí, después de dos años).


Espero que este artículo sirva de ayuda si alguien identifica en su MacBook Pro un problema muy similar a este dada la fecha en que lo adquirí y el modelo en el que parece que incorporaron un tarjeta defectuosa. 
La reparación ha sido de una semana y la devolución de las 500£, debiendo enviarles previamente una copia en pdf vía email para testimoniarlo, fue realizada satisfactoriamente en menos de quince días.
Hasta siempre, querido Eduardo.


Me estremeciste cierto día con tu palabra, tú, que agitabas mentes dormidas como el soldado que reacciona de su primer shock. Tú, que dabas puñetazos férreos de Verdad con plácidos guantes de seda, que afinaste la puntería del arma de tinta. Tú, que hacías combar la rigidez de las posturas hieráticas de la comprensión.

El vacío que dejas es más grande que lo que podamos recodarte.








Todos o casi todos conocemos esa célebre frase escrita por John Lennon que dice que "la vida es todas esas cosas que te van sucediendo mientras tu te empeñas en hacer otras cosas".
Siempre que leo y recuerdo esta frase secundo de forma alegórica como todos esos días nuestros funcionan como un saco amniótico en cuya envoltura enmarcamos nuestros quehaceres, nuestras preocupaciones, nuestras inquietudes, nuestras ensimismadas tareas que parecen hacernos sentir seguros en nuestra rutina, porque se convierten en la costura que une cada día con el consecutivo.


El pasado 21 de Marzo tuvieron lugar las Marchas de la Dignidad con varias columnas de diferentes puntos de origen de la península. Fue una jornada un tanto fría y mojada, no por ello barrera, para que la dignidad caminase con paso firme en la congregación de todas las agrupaciones en Atocha.
A pesar de las largas caminatas que tuvieron que hacer las columnas desde localidades externas a la ciudad de Madrid, la manifestación se llevó a cabo como estaba planeada con una importante presencia policial. No podía faltar...

Me uní a ellos en Atocha, esperando la columna de Extremadura y Andalucía. Mucho orgullo, muy agradecido de unirme a personas que siguen echándose a la calle de una manera ejemplar, por muchos piropos que nos puedan poner el sectarismo mediático, tertuliano y político. Este es el escalafón y la clase que soporta todas las cosas de tu vida: la clase trabajadora.
Pan, techo y dignidad como eslogan para protestar y exigir que se cumplan los derechos establecidos y violados en la Constitución y más allá, y como contundente respuesta en sí misma a la sandeces de varias opiniones vertidas esos días hasta por periodistas como Antonio Burgos al decir "¿Por qué no hace una marcha contra los ERE?". Como si las marchas de la dignidad no llevasen en el argumento de sus exigencias el exterminio de la corrupción, EREs o sobres en B, detonador entre otras cosas de está inmundicia de crisis donde además de estafa democrática en todos los ámbitos nos pisotean sin esconderse a la vista de todos.
Nada más ridículo, en fin.

El fin de la jornada ya lo conocéis. Miles de personas reunidas en la Plaza de Colón, donde fueron pasando la palabra a los portavoces de todas la comunidades. Más tarde, finalizado el acto, se produjeron detenciones  a varios manifestantes. Estando al tanto de algunas fuentes presenciales (ninguna de medios conocidos, como @juancarlosmohr), recibieron palos al ser bloqueados en una céntrica calle cerca de la Puerta de Sol.

A continuación, algunas fotografías que tomé durante la jornada.

La columna de Andalucía alcanzando Atocha desde Getafe.

Banderas de los miembros del SAT y la CGT en cabeza.


Mi hermano Ladislao, que había venido desde Sevilla con la columna andaluza.


El PCE, siempre presentes en todas la manifestaciones de la lucha obrera.

Banderón del Partido Comunista en el Paseo del Prado.

Manifestante andaluz con la bufanda del Betis, llegando a Atocha.


Detrás de cada representación de obreros y trabajadores con el hombre que testimonia el sudor de treinta soles que tostaron su piel, detrás de cada hombre, siempre hay una mujer, porque siempre fueron ellas las que después del sol continuaron en sus casas la prolongación de sus jornadas hasta morder la madrugada, fueron ellas quienes desde el silencio de su resistente fuerza demostraron con estoicismo la capacidad de entrega de sus vidas en un reloj sin control, y logrando ellas elevar la humanidad de dar con amor y sacrificio, lo que los hombres solo dimos, aún con honor y mejor salario, lo acotado en la jornada de trabajo diario. 

No existe rincón al que mirar en derredor de nuestra vida en que no exista una mujer que nos haga al menos cuestionarnos lo dictado. 
De hecho, ellas no están detrás de nosotros los hombres, porque siempre estuvieron delante. 


Que todas vosotras, mujeres, tengáis un merecido Día de la Mujer.