
Un amigo, por lo que se aprende, porque eso no lo enseñan en ninguna parte, está contigo en el buen momento y en el mal momento. Parece la regla imprescindible para que asi se considere.
Las alegrías fecundan y los dolores dan a luz. Tengo la experiencia de escuchar, de poner los oídos cuando un amigo habla, y sobre todo, cuando habla de marañas contenidas, cuando ya no aguantan dentro, de la mierda, de la vergüenza, del deseo y de lo que según me cuentan con pocos comparten.