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Chen Wenling es un artista chino cuya obra escultórica inyecta una fuerte visión crítica del rescoldo social vomitado por el mundo. Arraigado a la cultura occidental que integra con otras influencias, Chen ensalza la figura del cerdo como centro de atención metafórico para cargar y disparar esculturas desinhibidamente al corazón del público.

La escultura que ven en la imagen se titula Lo que vemos no siempre es verdad, y es sencillamente espléndida. Un hombre-demonio con el rostro de Bernard Madoff es estrellado contra un muro por la fuerza y bestialidad de un toro (Wall Street?) que acaba de ventosear un gran estallido de gas.

Mas información: www.chenwenling.com
Desconociendo su procedencia, me asombro al ver la laboriosa tarea del artista BLU que desarrolla enormes pinturas sobre soportes insólitos. El Mundo del graffitti se curtió en la calle, sin calle no hay graffitti, pero BLU más que pintar en la calle usa la calle como su propio cuaderno para desplegar su imaginería surrealista de enorme tamaño.

Este es el monstruo que hace meses se llevó la vida de mi hermano. Una enfermedad llamada ELA, Esclerósis Lateral Amiotrófica que actúa con crueldad pasmosa.
Este es un documental emitido el 25 de Octubre de 2009 en TVE acerca de la enfermedad. No tengan miedo, conózcanlo. Es esperanzador que se hagan eco de esta desgracia, cada vez más conocida.
Escribí hace tiempo al protagonista de este documental, Raúl Miranda, pero nunca respondió. Me alegré al verle acá.
Es toda una realidad. Este es un enlace al video que puede verse desde la web de RTVE. Solo quiero que la conciencia se propague, que la gente conozca, y que la investigación para la cura despierte por muchas obstáculos que quieran arrojarnos. Ya sabemos todos que trás las farmacéuticas solo existen intereses.

Fuente: http://www.rtve.es/noticias/20091026/puedo-pero-aun-puedo-lucha-diaria-enfermo-ela/297351.shtml

Enlaces de interés: http://confedela.org, http://www.elaandalucia.es
No sería aquella fotografía que contemplé hace unos años la única que me dejaría atónito ante su esplendor. Un arlequín en pose inclinada, lamiendo con su lengua extendida el sexo de una joven, desnuda, que no dejaba de mirar el objetivo de la cámara, no se si también al fotógrafo, y por último al espectador. Rebosaba libidez, morbosidad. Una imagen totalmente descarada, sin ataduras, me impresionó porque jamás vi una fotografía igual en una galería de arte. Me pareció que era mas desnuda aún que la figura femenina que posaba seduciendo.
Sale del sueño.
La pura carne salta húmeda de su sueño mojado, con el cuero apretado y la vista cegada por el antifaz de plata partida, recibida sin escalinata ni lengua roja, entronada por la monumentalidad de la fauna doméstica como soldados sonámbulos de la corte del pan.