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El pasado 21 de Marzo tuvieron lugar las Marchas de la Dignidad con varias columnas de diferentes puntos de origen de la península. Fue una jornada un tanto fría y mojada, no por ello barrera, para que la dignidad caminase con paso firme en la congregación de todas las agrupaciones en Atocha.
A pesar de las largas caminatas que tuvieron que hacer las columnas desde localidades externas a la ciudad de Madrid, la manifestación se llevó a cabo como estaba planeada con una importante presencia policial. No podía faltar...

Me uní a ellos en Atocha, esperando la columna de Extremadura y Andalucía. Mucho orgullo, muy agradecido de unirme a personas que siguen echándose a la calle de una manera ejemplar, por muchos piropos que nos puedan poner el sectarismo mediático, tertuliano y político. Este es el escalafón y la clase que soporta todas las cosas de tu vida: la clase trabajadora.
Pan, techo y dignidad como eslogan para protestar y exigir que se cumplan los derechos establecidos y violados en la Constitución y más allá, y como contundente respuesta en sí misma a la sandeces de varias opiniones vertidas esos días hasta por periodistas como Antonio Burgos al decir "¿Por qué no hace una marcha contra los ERE?". Como si las marchas de la dignidad no llevasen en el argumento de sus exigencias el exterminio de la corrupción, EREs o sobres en B, detonador entre otras cosas de está inmundicia de crisis donde además de estafa democrática en todos los ámbitos nos pisotean sin esconderse a la vista de todos.
Nada más ridículo, en fin.

El fin de la jornada ya lo conocéis. Miles de personas reunidas en la Plaza de Colón, donde fueron pasando la palabra a los portavoces de todas la comunidades. Más tarde, finalizado el acto, se produjeron detenciones  a varios manifestantes. Estando al tanto de algunas fuentes presenciales (ninguna de medios conocidos, como @juancarlosmohr), recibieron palos al ser bloqueados en una céntrica calle cerca de la Puerta de Sol.

A continuación, algunas fotografías que tomé durante la jornada.

La columna de Andalucía alcanzando Atocha desde Getafe.

Banderas de los miembros del SAT y la CGT en cabeza.


Mi hermano Ladislao, que había venido desde Sevilla con la columna andaluza.


El PCE, siempre presentes en todas la manifestaciones de la lucha obrera.

Banderón del Partido Comunista en el Paseo del Prado.

Manifestante andaluz con la bufanda del Betis, llegando a Atocha.


Detrás de cada representación de obreros y trabajadores con el hombre que testimonia el sudor de treinta soles que tostaron su piel, detrás de cada hombre, siempre hay una mujer, porque siempre fueron ellas las que después del sol continuaron en sus casas la prolongación de sus jornadas hasta morder la madrugada, fueron ellas quienes desde el silencio de su resistente fuerza demostraron con estoicismo la capacidad de entrega de sus vidas en un reloj sin control, y logrando ellas elevar la humanidad de dar con amor y sacrificio, lo que los hombres solo dimos, aún con honor y mejor salario, lo acotado en la jornada de trabajo diario. 

No existe rincón al que mirar en derredor de nuestra vida en que no exista una mujer que nos haga al menos cuestionarnos lo dictado. 
De hecho, ellas no están detrás de nosotros los hombres, porque siempre estuvieron delante. 


Que todas vosotras, mujeres, tengáis un merecido Día de la Mujer.


Seguramente os habéis encontrado con el clásico problema de no sabe por qué causa, al apuntar un dominio pagado en algún servidor no se efectúe correctamente con el alojamiento de vuestra página. En este caso concreto explico cómo hacerlo entre un dominio adquirido en RedCoruna y una página/blog de Blogger.

Cada día soy más ateo que el anterior.
Porque no habría un gramo de bondad
ni rastro de amor a ajenos prójimos
en la existencia de Dios,
sino el peor diablo enloquecido 
dejando pasar con albedrío contemplativo
lo que le tacharía de perverso
y negaría su falsa benevolencia,
jugando a Dante con los límites
de lo humanamente soportable.

Fotografía de una mujer refugiada siria quemada con ácido, huída a Brasil. Por Gabriel Chaim (@gabriel_chaim)



El programita de El Jefe Infiltrado (más trucado que el serrucho de David Copperfield) me viene tocando los imperiales sobremanera desde que fugazmente me he rebajado a dedicarle minutos como espectador. Con esa apariencia de buenagentismo que derrocha, se están transmitiendo unos códigos de aceptación y convivencia con este indignante estado del malestar laboral, que llevan a que sedimentemos situaciones residuosas que no tenemos por qué aceptar con sentimentalismos de tipo "doygraciasalosdioses".
Primero comprueban el grado del buen hacer de los empleados, lo aliñan generando buenrollismo y otras situaciones chisposas. 
Luego les dan la sorpresa: Soy tu puto jefe. Y entonces entra el juego el veredicto: "Soy tu jefe, he visto como trabajas y no lo sabías. Ahora de repente te doy la sorpresa, así tú te sientes impactado y asumes una posición de inferioridad porque aparece en ti una sensación de inseguridad y temor a una bronca, un expediente o un despido". Se produce en ese momento esa separación entre el que manda y el que obedece, y cada uno se coloca en su escalón. 
La receta es fantástica, normalmente el empleado tiene problemas de familia, lleva muchos años trabajando duramente y otras cotidianas historias. Un escenario idóneo para que al jefe, si se le antoja, le corrija con algunas pequeñas y educadas llamadas de atención (así parecerá un jefe benevolente), a continuación arrojarle algún piropo (como el de que sencillamente el empleado cumple con su trabajo) para después regalarle un curso de idiomas o una ayuda económica, o un viaje, o lo que me parece aún más preocupante: Un contrato indefinido, hacerle fijo en la empresa, vamos (y entonces tu jefe es Dios).

Para que haya una cámara delante, la productora ha soltado una suculenta cifra económica a dicha empresa. Por eso hay fondo para pagar el curso, el viajecito y lo que se tercie. 
Que te hagan un contrato fijo en ese instante, es para preguntarse ¿por qué no has sido empleado fijo hasta ahora si has cumplido con lo establecido en la ley para haber accedido antes a ello? 
Toda una clase trabajadora con derechos y convenios que parecen credos y avemarías, cuando tu jefe, el iluminado te pone la mano en el hombro y te regala TU DERECHO (Ay!, que me ha regalado mi derecho...).

Y entonces el empleado llora. Llora porque se le viene al filo del orgullo un tremendo flashback de todos los años que lleva trabajando desde su juventud, lo que ha tenido que luchar para conseguir algo así, y se emociona, se conmueve, y entonces dice "gracias.., de verdad.. gracias" entrecortadas. 

Están plantándonos en toda la pantalla situaciones con las que quieren que nos sintamos identificados, que seamos esos empleados, que seamos esas personas que trabajan mucho para tener un salario raspadamente mínimo e interprofesional y algún día ser premiado con lo que en realidad es el contrato de lo decente. Quieren que seas ese empleado para que te emociones cuando tu jefe venga a regalarte un contrato fijo, que sin usar ningún traductor de google quiere decir: que lo aceptes, como buena costumbre española, que "la cosa está muy mal", que "madre mía que suerte tengo que mi jefe me ha hecho indefinido", que "cojas todo lo bueno que tu jefe te pueda ofrecer porque otros no tienen nada", que "te sientas agradecido" y que la cosa está muy mal, y está muy mal...

De tanto vivir con el "que la cosa está muy mal", hemos acabado por convencernos con "no lo cambiaremos nunca".

Esto es lo que alimenta el "sálvesequienpueda", lo que alimenta que la clase trabajadora se divida y deje de ser una lucha unida para forjar así la igualdad de todos, hacen que desconozcan su poder de reclamo de los derechos hasta lo más universal y humanamente exigible que nos permitan los establecidos derechos humanos, trabajo digno para todos. Consiguen que el trabajador asuma una posición estándar más restringida y mermada viendo el canallesco entorno laboral que hay ahí fuera, de lo que realmente le pertenece de cara a lo que estamos legitimizados a reivindicar como trabajadores portadores de dignidad
A fin de cuentas es, hagamos que los trabajadores se sientan acomodados en esta mierda de panorama laboral, y afortunados cuando les llegue su derecho al trabajo con este papel que tengo en la mano (cuando yo los toque con mi varita mágica), porque así estarán mucho más propensos no solo a someterse a los párrafos sino a ver como milagro con ojos lagrimosos de fortuna la oportunidad que yo les brindo pero que siempre estuvo en sus poderes el lucharlo.

Sentados en nuestros sofás vemos un programa aparentemente suave, sorpresivo por la idea novedosa de la infiltración y la expectación de las caras cuando reaccionen. Sientes una arruguita en el corazón cuando los ves llorar y la alegría cuando sabes el premio que les acaban de dar, que algunas veces es incluso seguir y conservar en el puesto
Esta es la lectura que se le da a un programa sin más, no seas paranóico, no es para tanto...
¿Que no sea paranoico? No seas tu el memo. Pensabas que el derrumbe de la clase trabajadora iba a quedar aplastado por el nuevo orden mundial del capital con la violenta hecatombe de un tsunami. Pero no, viene por mareas, como los océanos que suben cada vez más, centímetro a centímetro, año tras año, suavemente, como un programa de televisión semanal. Así es como nos van domando, acostumbrándonos mansamente, poquito a poco.