Desde el 2003, gran parte del trabajo de Nicolas Lamas (Lima, 1980), se ha centrado en explorar los parámetros formales y conceptuales de la pintura en sí misma. Piezas que cuestionan sus propios límites y posibilidades de expansión fuera de soportes fijos, generando así, pinturas-objetuales con cualidades corpóreas y reversibles que desestructuran su propia superficie.

Oscar Padilla es un artista barcelonés (1977), que nos advierte mediante ventanas como construye la propia formación de la imagen en si misma a través de retículas tejidas minuciosamente sobre el lienzo. Su reflexión acerca de la propia identidad de la imagen está fuertemente inyectada de influencias como el registro de las tendicias pictóricas de vanguardia que reflejan inquietudes científicas y el territorio fronterizo entre el lenguaje de abstracción y la sujestión de lo reconocible y lo sugerido.

Sus obras, de aspecto generalmente eléctrico, nos brinda un amplio debate sobre la construcción de la imagen moderna basada en el bit tecnológico mediante procesos completamente adversos. El uso meticuloso de tramas de color que sigueren luces de fondo nos plantea el reflejo de un espectro como metáfora del propio lenguaje lírico, y las presentes dicotomías entre la luz y la materia, la perfección y la abstracción, lo tecnológico y lo plástico, lo quieto y lo espontáneo, el silencio y su reverberación.